Errores que cometí en mi camino espiritual

Vídeo sobre los errores que cometí en mi camino espiritual y los aprendizajes que obtuve

Cuando comencé mi camino espiritual, siento que forcé mucho las cosas, que estaba mucho en mi energía masculina, en el hacer; estudiando, haciendo cursos, leyendo, tratando de encontrar la “fórmula mágica” fuera de mí, para la iluminación.

Estaba bastante desconectada de mi cuerpo, de mi verdadera luz, así que hacía todo desde la carencia, desde la desconexión. También me comparaba mucho con los demás, quería ser como otras personas que ya estaban “avanzadas” en su espiritualidad, por decirlo de alguna manera.

Por aquel tiempo, mi esposo acababa de fallecer, así que creo que inconscientemente, también estaba haciendo todo esto, para alejarme de mi realidad, del dolor y del vacío que estaba sintiendo.

 

Así que hoy te quiero compartir algunos de los “errores” que creó que cometí, porque creo que todos nuestros aprendizajes son importantes, y cómo los superé.

 


1.   La búsqueda constante de herramientas mágicas

 

Quería probar todas las herramientas espirituales que veía, las investigaba, leía sus beneficios y pensaba: “esta es la que necesito, es la que me va a dar la respuesta que estoy buscando”.

Entonces la probaba y en algunos casos si me ayudaba, pero no como yo esperaba, porque yo lo que quería era poder liberarme del sufrimiento casi de manera instantánea, como por arte de magia.

Así que, en esta búsqueda constante, me certifiqué como maestra de meditación, de Reiki, como guía angelical, de oráculo, hice nivel 1 y 2 de registros Akáshicos. También empecé a estudiar: astrología, costelaciones familiares, ayurveda, terminaba un curso y hacia otro, y hasta hice dos a la vez.

Y si me sirvieron, unos más que otros porque me identificaba más con ellos, pero era mucha información y siento que hubo cursos en los cuales no me pude tomar el tiempo necesario para ponerlos en práctica e integrar a fondo lo aprendido.

De todo esto aprendí, que el hecho de tener un montón de certificaciones, no me hacía más espiritual. Que las herramientas están allí para ayudarnos, apoyarnos en nuestro camino, pero las respuestas que estamos buscando ya están en nuestro interior. No hay mejor guía que tu propia sabiduría.

Y mi mayor aprendizaje es que no tenemos que hacer nada para ser espirituales, porque es algo que ya somos, ya somos seres de luz. Lo único que tenemos que hacer es volver a nuestro centro, conectar con nosotras mismas, trabajar en nuestro amor, valor propio, para empezar a reconocer toda la luz que ya somos, y así poder eliminar la creencia de que estamos separados del todo, del Universo, del creador, de Dios, porque la verdad es que todos estamos conectados, que todos somos uno.

Lo que pasa, es que a veces nos cuesta un poco reconocer todo nuestro valor, toda nuestra luz, por todo el condicionamiento, las creencias limitantes propias, culturales y ancestrales.

Así que, si te gustaría tener un acompañamiento, una guía para ayudarte trabajar en ti misma, en tu amor y valor propio, a reconocer toda la luz, los talentos y dones que viniste a compartir con todos nosotros, te invito a que pruebes una sesión gratis de mi programa de coaching espiritual y de diseño humano ABRÁZATE, aquí te dejo el enlace por si es algo que resuena contigo.

 

2.   El deseo de activar mis dones psíquicos.

 

Me obsesioné un poco, con la idea de querer desarrollar mis dones psíquicos, especialmente el de claricognición. Todos tenemos habilidades psíquicas, algunas personas lo tienen como un don de nacimiento, pero yo me atrevería a decir que eso es solo un porcentaje pequeño, no era mi caso, así que pensaba que si empezaba a trabajar mis chakras superiores iba a poder expandir mi conexión con mis guías y que podía expandir mi habilidad de claricognición.

Así que hacía muchas meditaciones para el sexto y séptimo chakra, y si logre expandir mi conexión con mis angelitos y guías.

Y todo estaba perfecto mientras meditaba, pero luego me costaba mucho llevar esas sensaciones de expansión, de conexión con el todo a mi vida. Me costaba mucho enraizar, integrar los aprendizajes, estar en conexión con mi cuerpo, había un desequilibrio. Estaba como en el aire.

Por aquel tiempo escuchaba mucho el podcast de Ram Das, un maestro espiritual, y tuve un “aha moment” porque pude reconocer la verdadera importancia de vivir enraizada en el presente, para poder disfrutar de la vida, para ver las señales que te envían tus guías, el Universo, para poder aprender y evolucionar, porque para eso vinimos a tener esta experiencia física, terrenal.

Así que comencé a trabajar mi chakra raíz, para vivir de forma consciente el momento presente, confiar más en la vida, y en que estaba siendo sostenida por la madre tierra.

También empecé a practicar kundalini yoga y me ayudó a establecer una conexión más profunda con mi cuerpo, a soltar el dolor que tenía almacenado en él. Es increíble como el movimiento y la respiración, nos ayuda a eliminar la energía estancada, a balancear la energía masculina y femenina.

 

 

3.   No confiar en la vida, en el Universo

 

Me costó mucho empezar a confiar en el Universo, creer que lo que estaba viviendo era lo que tenía que vivir, si no, no lo estaría viviendo. Que tenía la capacidad y la resiliencia para a travesar todas las situaciones que me presentaba la vida. Así como entender que todo lo que vivimos, es lo que nos ayudan a evolucionar, a cumplir la misión de nuestra alma.

confia en el universo

Aunque estaba haciendo el “trabajo” me costó horrores disminuir esa adicción que tenía por crear problemas en mi mente. Y pues era lo más normal porque llevaba toda mi vida haciéndolo.

Vivía en el miedo, y con pensamientos de: y si pasa esto, si pasa aquello, me montaba unas películas, ahora me monto miniseries, porque como ya estoy más consciente, puedo volver más fácil al presente.

Entonces, era como si yo creyera que, si me preparaba mentalmente, me adelantaba a lo que iba a suceder podía controlar la situación, y esto antes me ponía más nerviosa.

Así que lo que hice fue que empecé a usar mantras, los repetía cuando tenía esos días que mi mente no podía parar y también usaba mucho la respiración.

Pero lo que más me ayudó a empezar a confiar más en la vida, en el Universo, fue empezar a conectar más con mi amor propio, con mi valía, con la idea que había venido a este plano terrenal a cumplir un propósito, que era importante, que yo era importante y con el sentimiento de que era una con el todo.

Y aprendí que no podemos resolver ningún problema desde la mente, que lo peor que podemos hacer es engancharnos con el mismo pensamiento porque le damos más poder, lo agrandamos así que solo podemos controlar nuestro interior y confiar en el Universo.

 

4.   La comparación

 

Me comparaba mucho con los demás, con su proceso, quería tener habilidades y conocimientos similares a ellos, y esto me hacía mucho daño, porque los estaba poniendo por encima de mí, como sí su vida fuera mejor que la mía. Claro está que yo no lo hacía de manera consciente, fue con el tiempo que me fui dando cuenta de esto.

Cuando empecé mi proceso de amor propio, comencé a ver mi verdadero valor, me di cuenta, que todos somos maravillosos, que todos traemos dones y talentos para compartir con los demás, que todos somos especiales.

Otra cosa que también me costó mucho entender, es que tenía que respetar el proceso de los demás, yo soy proyectora en diseño humano, para los que conozcan está herramienta, y la sombra del proyector, es dar guía, opinar sobre algo cuando nadie te lo ha preguntado. Porque los demás lo van reciben como un puño en el estómago, les va a sentar fatal, es meterte donde nadie te ha llamado.

Así que he ido aprendiendo que cada uno va a su propio ritmo, que no hay que forzar nada, que si la persona no está abierta no va a recibir bien lo que tengas que decir, así tú lo estes haciendo con buena intención.

Bueno y esto es lo que te quería compartir el día de hoy, recuerda que de los “errores” que creemos cometer es de donde vienen nuestros más grandes aprendizajes.

Así que ten mucho amor y compasión por tu proceso. Gracias por compartir este espacio conmigo.

 

Te envío mucha luz y amor,

 

Namasté

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